Mi primer mensaje de 2025 fue un WhatsApp de mi hermana desde California con un sticker burlándose de mi cara en la foto de Año Nuevo donde salgo con mi familia y amigos. Este Año Nuevo fue diferente, porque no solo pensaba en todas las expectativas que tengo para este año, sino que mi primer pensamiento fue: “Game Over, al fin se terminó esta broma!” Se terminó lo que quizá fue el año más complejo en muchísimos años.
Después de los abrazos y las bendiciones de Año Nuevo, me fui a mi habitación para agradecer a Dios por esta nueva temporada y reflexionar sobre las metas y planes para este año. Sin embargo, un pensamiento me invadió: “Llegar no es suficiente.”
Me puse a meditar en cómo Dios no solo abre caminos para que lleguemos a un destino físico, emocional o espiritual, sino que también nos equipa para prosperar en ese lugar. Es como Israel entrando a la Tierra Prometida: no se trataba solo de cruzar el Jordán, sino de establecerse, conquistar y florecer bajo la guía de Dios. Al iniciar este 2025, me hice estas preguntas que te invito a considerar:
• ¿Qué propósito tiene Dios para mí en esta nueva temporada?
• ¿Qué actitudes necesito ajustar para adaptarme y prosperar?
• ¿Qué pasos debo tomar para establecerme y vivir plenamente donde Él me ha colocado?
Movimientos que Dios ya hizo
Es bueno reflexionar sobre las puertas que Dios abrió y los caminos que despejó para traernos hasta aquí. Hacer este ejercicio nos llena de gratitud y nos recuerda que su fidelidad es constante y no se detendrá.
Para Israel, al igual que en mi 2024, los movimientos pudieron haber sido difíciles o inesperados, pero cada uno tenía un propósito. Pasé un rato pensando en algo que también te invito a considerar:
• ¿Cuáles fueron esos movimientos en 2024 que marcaron tu vida?
• ¿Qué aprendiste de ellos y cómo puedes traer esas lecciones al 2025?
Lo que Dios hará en el 2025
Mi confianza está en que el mismo Dios que nos trajo hasta aquí seguirá obrando. Eso me hace vivir con expectativa y esperanza. Me fui a dormir pensando que no se trata solo de “sobrevivir” o “estar,” sino de disfrutar el lugar al máximo. Para lograrlo, creo que necesitamos tres cosas fundamentales:
1. Sensibilidad espiritual: Reconocer los nuevos movimientos de Dios.
2. Acción intencional: Aprovechar cada oportunidad que Él presente.
3. Disfrute pleno: Recordar que Dios nos llama a gozar de la vida y de su creación (Eclesiastés 3:12-13).
Tres compromisos para el 2025
Pensando en esto, quiero compartir tres cosas a las que estoy comprometido este año y que también te animo a trabajar intencionalmente en tu vida:
1. Oración continua: Pide dirección clara y agradece por cada avance.
2. Conexión con otros: Dios usa a las personas a tu alrededor para ayudarte a crecer y disfrutar el camino.
3. Disposición al cambio: Adapta tu mentalidad y tus hábitos para ajustarte al lugar donde Él te ha puesto.
En este 2025, no solo se trata de llegar, sino de establecerse, conquistar y florecer. Es un llamado a vivir plenamente cada momento que Dios nos ha dado, confiando en que Él tiene algo mayor preparado.
En Dios haremos proezas,
SIMÓN.